Lo prometido es deuda y aquí estamos de nuevo para ayudaros a seguir preparando una visita a nuestra ciudad.
En el post anterior hablamos de Los Cuatro Postes, la Muralla, la Catedral y La Basílica de San Vicente. Hoy vamos a seguir con el resto de rincones de Ávila.
CALLE DE LA MUERTE Y LA VIDA.
Su nombre real es calle de La Cruz Vieja y está junto a la Catedral (sus paredes dan forma a esta calle). Va desde la puerta de la Catedral hasta la Plaza de Adolfo Suárez.
En sus paredes podemos ver talladas en piedra una calavera y una dama, fruto de la lucha en esta calle entre dos caballeros de la época por el amor de la joven noble Beatriz Dávila y que terminó con la muerte de uno de ellos.
IGLESIA Y CONVENTO DE LA SANTA.
Esta iglesia barroca está levantada sobre la casa natal de Teresa de Jesús y se encuentra unida al convento carmelitano que fundó. Cuenta con el museo carmelitano, de obligada visita para quienes buscan conocer un poco más la historia de esta excepcional mujer.
Se puede visitar en su interior la casa de La Santa y el Huerto, además de admirar la obra escultórica del gran Gregorio Fernández.
MONASTERIO DE LA ENCARNACIÓN.
Este Monasterio es uno de los lugares esenciales de la vida de Teresa de Ávila, donde permaneció casi ininterrumpidamente desde 1535 hasta 1574.
Cuando Teresa de Cepeda, ingresa en la Orden del Carmelo, el monasterio era uno de los más poblados de la ciudad. Contaba con un número muy elevado de bienes, y al igual que en otros muchos, la vida de convento no era rigurosa, de ahí que Teresa de Jesús se plantease, tras escuchar a San Juan de la Cruz y a Francisco de Borja, la Reforma del Carmelo.
REAL MONASTERIO DE SANTO TOMÁS.
Pasear por los claustros de este monasterio, empapándonos de su historia y de la energía que transmite, es una grata experiencia… no en vano, antes que monasterio fue sede inquisitorial, monasterio, museo…
Saqueado durante la invasión francesa, cuenta en la actualidad, además de la esbelta nave principal con los claustros Del Noviciado, Del Silencio y De Los Reyes, con el sepulcro del Príncipe Don Juan, en su interior.
CONVENTO DE SAN JOSÉ.
Este convento no tiene la forma típica sino que conserva la estructura original de casas agrupadas alrededor de una pequeña iglesia obra del arquitecto Francisco de Mora (arquitecto carmelitano por excelencia).
Este convento fue la primera fundación, y por lo tanto recoge en su interior el ideal monástico de su fundadora Teresa de Ávila.
Conocer su interior te traslada hasta 1577, rodeados de austeridad, belleza y paz interior.
Aparte de todos estos monumentos y calles que os presentamos, tanto en este post como en el anterior, podréis disfrutar de multitud de iglesias, parques y rincones emblemáticos donde parece que el tiempo se detuvo en otra época.
Como imaginamos que esta visita os abrirá el apetito, en los numerosos bares de la ciudad podéis tomar una caña, o un vino, acompañado de nuestras tapas más típicas como son las patatas revolconas, los guisos de cerdo o los torreznos.
Y a pesar de ser una ciudad mística y tranquila, en los bares del centro de la ciudad podréis encontrar ambiente para tomar una copa y disfrutar de la noche abulense, eso si, después de visitar la muralla.
Tanto en nuestra recepción, como en las oficinas de turismo de la ciudad estaremos encantados de atenderos y mostraros todos nuestros encantos.
Os esperamos.